sacar espinas, aristas,
filos de incertidumbre. ser dueño ilusorio del tiempo.
no sucumbir, susurrar.
contemplar latidos de vida en vena.
saber que no se posee
contra toda posible pena, más que suspiro.
vertiente mansa y tranquila, firme partida,
para volver y recuperar el don de regresos.
filos de incertidumbre. ser dueño ilusorio del tiempo.
no sucumbir, susurrar.
contemplar latidos de vida en vena.
saber que no se posee
contra toda posible pena, más que suspiro.
vertiente mansa y tranquila, firme partida,
para volver y recuperar el don de regresos.
que belleza, me hizo muy bien leerlo...gracias Eduardo por compartirlo!!
ResponderEliminarPatricia.
Hermoso Edu, que bueno que tengas ese espacio.Gracias, beso.
ResponderEliminarPilar
Gracia Eduardo reparador
ResponderEliminarMuy bello Eduardo, nuevamente recurro a esas dos palabras "muy bello". Logra con síntesis transmitir mensaje y emoción.
ResponderEliminarFelicitaciones!!!!!!!!!!!!!
Elisa
Buen día, Eduardo. Me gusta mucho el Don de Regresos. Quizás porque me gusta viajar, me gusta regresar.
ResponderEliminarEste poema tiene esa dulzura melancólica de tomar conciencia del paso del tiempo y de la absoluta relatividad de nuestras posibilidades. Y ante esto, nos queda el suspiro.
Es enjuto sin ser magro. Es expresivo sin ser ampuloso.
Me parece la compañía ideal para releerla o recordarla mientras uno mira pasar un Río (podría también ser el Río de la Vida). Trataré de llevarlo en mi próxima travesía. Muchas gracias.
Julián Huenuleufu, navegante de los días.
Me encantó la sensación de presente a la que apela el texto. No tengo la menor idea de que sea ésa la propuesta, pero es lo que a mí me llevó.
ResponderEliminarAunque no siempre te comente tus textos, son siempre muy bienvenidos.
Adrián