Y tuve que decir que estaba intentando dormir.
Ya a la una de la mañana;
así,
la soledad nos hace hacer cosas
que deberíamos dejar para mejor oportunidad.
Estar menos vulnerable, desprotegido.
Insistencia.
Por más que mis dedos hurgan los sonidos de las cuerdas,
en búsqueda de melodías colgadas en el tiempo,
así,
para atrás,
mi extravío está más cerca al nacimiento que pretendo,
apisonando los agujeros en un resoplido de arpegios,
así,
apasionando hasta el hastío un infinito instante
que intuyo debería abrazar para revivirlo,
así,
para coserlo en la falda de una noche de febrero
donde sus ruidos, los ruidos,
solo sirvan al menos para perturbar e inquietar y,
así,
denunciar aquellas ausencias...
Escribir sin pensar,
dejando a las palabras fluir, sin asociaciones ciertas,
sin enlaces conscientes,
así,
buscando una armonía con la que construir una melodía,
sin quererlo, ambicionarlo. Apenas necesario.
En fin,
así,
la vida suena a música,
así,
como cascada interminable.