viernes, 13 de mayo de 2011

Tan de madrugada.

(una crónica de rosaura a las 10)

Me encuentro bajando la persiana
para que el sol no arruine, con los primeros rayos,
la cortina amarilla.

La que se corre cada tanto,
Por el impersonal modo de mirar desde la ventana
esa dejada parte de la ciudad,  en plenitud irreal.

Ficción. Parque. Verde. Allá lejos, escombros. 
Una voz en canción.

Encuentro de dibujos sobre nubes, remontando vientos
para soplar y que se lleven la mierda,
la que veo desde lo alto y ya no me toca,
allí,
donde se huracanan las miradas que no ven nada,
profanando los suspiros de flores, antes de que sean
y las sorprenda el rocío. Las rescato.

Ellas, las flores se cubrieron,
quedando como grandes lupas las gotas de rocío,
con las que poder adivinar destinos.

Los últimos suspiros de la noche
humedecen a propósito zapatos, atrevidos
subiendo por la botamanga
la humedad recogida en una caminata sin rumbo.

Volver a perder en ese temblor. ¡Y tantos! 
Sacudidores de la tierra.

Me quedo viendo una película vieja, muy vieja.
Me meto.
Manos que buscan tal vez
el camino de regreso,
acariciando las aldabas de puertas sin timbres,
sin quien las abra. 

"Rosaura a las 10". 
Allí, polvo sobre muebles batido por uno de los personajes.
Llega ella espabilando, rompiendo el sueño del tímido.
Como si mirara un fantasma.

Se define el arrobamiento en el desenlace 
y el silencio patético
de párpados sin llanto, 
apenas una bisagra para inventar un ensueño.

Otro personaje. Es otra ella que sigue. 
Desdobla un repasador que no seca nada.  
Escurre apenas el sudor de platos anónimos de alimento indefinido,
una pensión y esa familia tan mentida, de Rosaura-a-las-diez,
hace lo imposible por conservar las ganas 
de encontrar el silencio al fin, fuera del bullicio.

El personaje mira la foto de Rosaura-mentira
y siente que se pierde en ella siendo ella,
en una escenografía que no reclama sujeto, 
solo que sea objeto de la impudicia de la chusma…

Quedo dormido, al fin. 
Sin bajar la persiana. 
Mañana el sol hará lo suyo, eso que siempre supe.