lunes, 28 de septiembre de 2009

Aleyali - Convivencia, Cañón del Atuel. (II)

Decía en (I) que me encontré o mejor, me reencontré con "una gran tristeza" y que le puse ese nombre a lo que sentí impotente  en mi. 

¿La consigna de la convivencia? Como dije fue "¿Por qué no puedo?"...

Pero antes debo contar que la experiencia en el Cañón del Atuel (en San Rafael, Mendoza) se trató de una convivencia como cierre por un lado, y principio por el otro de una etapa, que inicié hace un año en Aleyalí, pero que tiene la impronta de haber estado reclamada de toda la vida. 

Aleyalí es un espacio que se me ha hecho de pertenencia, al aceptar la propuesta de Alejandra y Alicia por encontrar a través de la educación por el movimiento, la posibilidad de encontrar y reencontrar en mí mismo, la expresión de mi energía vital para continuar armando mi proyecto de vida.

En la experiencia que he venido realizando, se han movido muchos aspectos que siento hoy se encontraban rigidizados y me hacían sufrir...

Sufrir. No se si sabe o se da cuenta a que me refiero. 

Para mí, es ese sentimiento en donde el alma parece estar siento pinchada por espinas, que calan a veces hondo y en la punta pueden tener de vez en cuando algún veneno que irrita y lastima más. La historia es poder generar a través del reencuentro con uno mismo, momentáneo y fugaz a veces y por lo general con base en sentimiento de amor, un antídoto para continuar el trabajo con uno mismo... 

Se me ocurre que éste es el principal y verdadero "trabajo" genuino que un y/o una puede hacer en la vida. El resto es accesorio.

Lo más honesto sería (o es) entonces trabajar sobre uno mismo; sobre lo que le jode o lastima, pues por correlación, va a terminar jodiendo a los demás. 

Por más que nos lo propongamos, si vivimos no lo hacemos solos aunque aspiremos a una estúpida y egoísta soledad.

¡Y trabajar con/sobre uno mismo es doloroso, carajo!

Durante la convivencia me enfrenté a mi mismo. Comencé a enfrentarme a mi mismo en serio. Yo solito, ahí; tratando de...

El final fue un desgarro. El que siempre supe estaba allí y no salía. Salió en un llanto que parecía una pregunta larga, muy larga. 

Tuvo no se si una respuesta, pero sí una contención, la de mis compañeros que me dejaron fluir, para que la expresara con toda la intensidad que era posible, con la que podía.

Gracias es poco, nada. 

Se que a ellos no le interesa el después, pero si que esté allí, creciendo y compartiendo, dejando fluir y ganándole a la rigidez. 

Voy a releer y sigo después....

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Aleyali - Convivencia, Cañón del Atuel. (I)

El jueves 10 de septiembre comenzamos la convivencia.
La consigna general: "¿Por qué no puedo?".
El movimiento me esperaba y me entregué.
Al promediar el trabajo de media mañana me invadió esa sensación, la que persistió en distintos momentos de la convivencia.
La sentí latir, despertándose. Parecía haber estado allí desde siempre.
Desde el momento en que fue convocada, la conjunción del ritmo, la melodía y la letra de un tema me urgió en una danza a abrir los brazos, a dirigir mi cabeza hacia atrás mientras giraba leve y espaciosamente.
Me sentí  en el borde de una cumbre, remontando con mi aliento en un suspiro un barrilete, recostándome en el espacio en su regazo.
Haciendo un movimiento que por lo general no hago, que me aproximó a la sensación de vértigo, de pánico... ¡comencé a sentir su presencia!
"La de siempre", diría más tarde. Reconociéndola, diría más tarde, mientras le sobaba la mejilla.
Comencé a llorar. Por primera vez. Traté de calmarme. De reprimir las ganas, la necesidad de rendirle tributo.
Al tratar de contestar la pregunta: "¿Por que no puedo?", le pude poner nombre a mi impotencia: ...una gran tristeza....
La sigo después....

lunes, 21 de septiembre de 2009

Era así, nomás (sisisi, pero quequeque)...

Desde días atrás me empeciné en reencontrarme con personas que hace unos veintipico de años atrás estuvieron en mi vida. Atravesándola, influenciándola, alentándola. Bien. Logro poner todo afuera.

Veamos: ¿de que me hago cargo? ¿De haberme propuesto sobrevivir al desatino, como aquella luciérnaga a la que me referiré próximamente y que fue protagonista de un texto de aquella época? El reencuentro virtual trajo al menos un breve intercambio de palabras, también virtuales... Vacías, bah!. Como un tímido y tartamudo sisisi, pero quequeque... Eso sí: sonaban a palabras de cortesía.

Silencio luego (¿descortesía solapada?)

Me acerque pensando (¿deseando?) que sería bueno el hallazgo de un camino posible de comunicación. Algo que siempre tuvimos delante de nuestras narices, inasible: la no tan leve condición de ser de cada uno, para asumirla con todas las letras y significaciones.

Pero las palabras no me han alcanzado. O lo peor: no han sido dichas después de veinte días del intento. Tan trágica la vida, como un melodrama (dicen que decía, mientras lloraba, la cucaracha).

¡Ni la escusa de un encuentro sentido para alimentar apenas con un vinito!Tanta ansiedad acumulada al sorbete por un pretendido encuentro-nuevo-desencuentro. Apenas un sisisi, pero quequeque. que dió bronca al principio.

Recuerdo que comenzó con la imagen primera, encontrada de pedo en Internet, que me trajo los rasgos que recordaba pero que allí se plasmaban más jugados. Luego se transformó en un hada que volaba en un aire de irrealidad.

Creo que el hada siempre vivió en una irrealidad y no la supo compartir conmigo... o es que, crudamente, la irrealidad no la quise asumir porque la realidad era más soporífera y ... Digo, no más para entender y no escorcho más: el hada y su actitud me sugiere-amenaza samarreando una varita donde parece marcar que hasta aquí está la línea de la confianza. Y me atrapa por unos días de agonía del sisisi, pero quequeque...

Llega invocado al rato el otro: las canas le pintaron la sabiola, pero no los rasgos de siempre. Esa sonrisa que no se me olvido: tal cual. Pero nonono, gracias. No necesito que me atiendas en tu consultorio, bebé. ¡Ah! ¿era para solo vernos allí al mediodía porque no tenes tiempo? Mira vos. No gracias: a tu consultorio no voy. Todavía no estoy tan colifato y me sigo preguntando hasta el día de hoy, cual fue la fascinaciónque en mi carencia de ayer vi en tí.

Pero todo esto quedó atrás y estúpidamente pretendo sin darme cuenta revivirlo y me está empezando a hacer mal. Como si fuese esencia de la impotencia pura. ¿...tiene que quedar atrás? Me parece que me queda un duelo pendiente por resolver y asumir. Ellos y ellas ya no están en mi vida y a pesar de ello he sobrevivido hasta hoy. Ellos y ellas no me han buscado, no me han necesitado. Tal vez yo sí, para exorcizarlos...

Sisisi pero... quequeque lo parió. Es que todo eso y aquello... no me ha sido indiferente.

martes, 8 de septiembre de 2009

Sobre las viudas de los jueves...

..."Yo veo al Primer Mundo como un gran country. El Primer Mundo está atrincherado, tiene sus propias leyes, pero la gran mayoría del mundo es una gran villa. Entonces es muy horroroso. También tiene que ver con el miedo: uno se atrinchera por miedo y piensa que por atrincherarse va a estar a salvo de eso, pero el Tercer Mundo está tocando las puertas de ese conutry. Y se le va a venir encima. Esta película es como una metáfora del mundo, si ves al Primer Mundo como un gran country, con sus barreras, sus propias leyes y su apariencia de bienestar pero con una desconexión con el total. Uno no puede vivir ajeno a la totalidad del universo"... (del reportaje en Página 12, 8/9/09 a Ernesto Alterio, actor en la película "Las viudas de los jueves" de Marcelo Piñeyro por Oscar Ranzani)



Me pareció destacable esta apreciación de la realidad que nos toca vivir  en esta época, tan proclive a invisibilizar lo significativo...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Al fin.

Pienso que existo y se me nubla la vista ante lo que me rodea...

Se me aclara cuando me encuentro con tu mirada, con tus ojos que me ven al fin.