domingo, 14 de noviembre de 2010

Lides en espejo.

(Relato  que hice en el taller literario de Adrián, 
sobre la base de un cuento de Silvina Ocampo "Mi amada")

A mamá le agradaba cepillarme el cabello. Sobre todo a la noche, sin importar si iba a dormir o no. También podía hacerlo en cualquier momento del día, en especial cuando se concentraba mucho y no quería hablar con nadie. Entrecerraba los ojos y su rostro se ponía serio. A veces había alguna lágrima. Tomaba mis cabellos con sus manos, separaba mechones amorosamente y comenzaba a pasar el cepillo, sistemáticamente, más de cien veces. A veces, dolorosamente.
Todos insisten en llamarme Verónica. No es que se pongan de acuerdo para hacerlo juntos, todos a la vez. Lo hacen por separado cuando dicen que me ven o me encuentran. Pero yo los junto cuando tengo ganas y armo el coro. Me agrada. A estos los pongo aquí.
Pero a los otros, los que no dicen mi nombre, los pongo por allá. Son los condescendientes, los adulones hasta el hartazgo que quieren congraciarse conmigo (vaya una a saber por qué). No me nombran. Estos son los más peligrosos. Son los que me pueden llegan a hacer alterar. ¡Que guarden la distancia! Mientras no me saquen el peine que me dejó Fermín, todo bien.
Cien veces más. Paso el cepillo cien veces más, sobre cada una de la mechas de mi cabello. Como hacía mi mamá, para calmarse. Hoy me calma a mí.
Suavidad. Suave. Una mano sirve para armar un mechón de pelo y con la otra, para pasar el peine, para por las dudas desenredar los nudos y luego el cepillo, para alisar y masajearlo. Cuando dejo la cabeza quieta y me miro fijo al espejo del tocador, los cabellos no se notan de tan finitos. No se hacen mechones. Como si tuviera una tela en la cabeza, de tan lisito y finito.
Me gustaba cuando Fermín me tocaba allí. Yo no se lo decía. Me gustaba tenerlo cortito. Nunca hay que decirlo todo. Pero de repente todo se desdibuja y no me acuerdo. Se me aparece nomás, girando las manos, dando vueltas…
Acerco mi cara al espejo, como si fuera a besar una boca. Miro, me veo. Abro la boca y hago al fin lo que por lo general no me atrevo: saco la lengua estúpidamente. Después me animo y la saco desafiante. La dejo descaradamente quieta, con la boca bien abierta. Entorno mis ojos, esos ojos verdes que Fermín sabe dibujar. Está obsesionado este chico… a veces me perturba.
Me dice “son lindos tus ojos, tu cuerpo, pero más tu cabello. Me gusta tu cabello, me gusta enredarme…” me dice. Y me quiere tocar también, moviendo sus manos girando hacia mí. Yo comienzo a cepillarme y el comienza a girar y a dar vueltas. Me regaló el peine para desenredar mi cabello de nudos. El peine perfumado, para que lo pudiera encontrar aun en la penumbra  y hasta en la oscuridad y terminar para él.
¿Ya lo dije?, me gusta estar en mi tocador, frente al espejo. Me enredo yo también en mi pelo y a veces me pierdo. Tengo que volver a empezar: uno, dos, tres,  y sigo hasta más de cien.
Vuelvo a sacar la lengua. La miro. ¡Imagen de estúpida! Entonces, la empiezo a mover. Lamiendo, chupando. Buscando su piel, su mejilla. Chuparle la nariz… -¡pero eso no se hace picarona! ¡Sos una cerda! ¡Una cerda asquerosa de mierda!... - Duele, cariño. Duele. - Ser querida duele. - Dale putita, seguí que a papá le gusta…
Uno, dos, tres, cuatro… Comienzo a calmarme y seco la lágrima que ya salió. Se desdibuja. Cepillar y peinar mi cabello me calma. ¿Lo dije ya? Me calma. Antes me calmaba cuando hacíamos juegos en la arena-cama con Fermín. Crueles juegos, decía... ¿Quién decía? No me acuerdo.
- Siempre me lastimás… - decía. También decía que me amaba. -Sos mi amada… - decía. Pero no con palabras. Yo lo interpretaba a través de esa estúpida mirada que tenía cuando no anhelaba acariciarme y yo sacaba mi lengua.
Dejaba que hiciera, pero solo en las marcas que le dejaba como miguitas de pan a seguir. En la sombra contra las paredes, o en el hueco en la arena de la playa, o en la arruga que quedaba en la toalla sobre la que había tomado sol.
Miraba de reojo a veces en el espejo y me deleitaba, me producía placer verlo penetrar mi sombra, mi hueco, mi arruga con los pies y cuando se desesperaba, con una seguidilla de suspiros en jadeo.
¡Qué regocijo verme en la playa rodeada de gente y hacer un amante! Que él pensara-sintiera que tenía un amante a quien le contestaba amorosamente. Así podía lograr alcanzarlo en la entrega total, desesperada.
Era mío. Fermín era mío, dando vueltas y más vueltas y sus manos, girando también, buscando aferrarse a mis caderas. Yo retorciéndome dentro de un huevo que no quería romper para salir.
¡Arrebato de furia y jirones de mi orgullo! Secar y mojar, mojar y secar mi pelo en rutina en el mar. Ya no. Ya no más. Solo el ensueño frente al tocador. El espejo, esa ventana por la que veo.
Por momentos, cada tanto, hago que vuelvo a la rutina de ordenar y escribir palabras en sentidos que, como pájaros vuelan y abandonan la certidumbre. Pero a veces me da vergüenza la simulación.
Me veo en el espejo nuevamente. Se que me estoy viendo en el espejo, que no me gustan las fiestas, que las manos de Fermín giran y da más vueltas. Que quiso aferrarse a la vida a través de mí. Que no soy moderna. Que me gusta estar así, desnuda. Mojada. Chorreando. Limpia, siempre limpia. Limpia para Fermín, para que me arrastre en su inmundicia.
Amorosamente me dijo que me iba a tomar, que me iba a tomar de los pelos un día. Para no caerse de tanto girar. Por primera vez me habló ante el espejo y me reclamó y se desdibujo su mano y ya no dio más vueltas.
Mi cabello se cerró en mi garganta. En el arrebato de mi furia lo arranqué hasta el cuero. Que no sepa más de mí.
Solo lo llamo cada tanto para saber si sigue girando en el espejo, si sus manos… 

3 comentarios:

  1. ¡Qué lindo Edu! Felicitaciones. Y el tema musical me encanta también. Besos
    Ana F

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  2. Hermoso Edu...me gustó mucho. No conozco el cuento.
    Qué lindo es escribir.
    Besos
    Pilar

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  3. Me gustó mucho, hay tensión y nos lleva a lo largo del relato en un hilo. Espero poder leer el cuento de Ocampo pues lo desconozco. Tu relato nos transporta a una historia terrible, realmente transmite e interesa. Felicitciones!!!!!!!!
    Elisa

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¡Gracias por tu comentario! Es muy importante para mi. Eduardo.