domingo, 20 de febrero de 2011

A vos que te están juzgando. Algo decía

Él me decía:
Desgranarme sin desgarro,
Sin acuciarme que me comprendan,
Sorprendiéndome todos en la soberbia
De la intención
Que primero siquiera lo entienda yo.

Mientras, me decían sus gestos:
            Te mutilo y extirpo la indecencia
En lágrimas de espontaneidad condicionada que no me conmueven.
Viento fresco; la discusión
Telaraña de un discurso que suena incomprensible
Viejo conocido en el sótano de lo siniestro
que construyó casas sin ventanas para mirar.

Le decía,
¡Abrí los ojos, no tuyos solamente! ¡Condenate!
Transfigurado y a propósito le surge siempre esa excusa,
A cada paso tus suspiros fingidos,
Son manotazos no de víctima sino de victimario…
Que presume de ahogado,
Y no haces más que ahogarte mordiendo tu propia lengua.

4 comentarios:

  1. Es fuerte, descarga mucha energía, el personaje siniestro tristemente puede ser muchos fulanos. Muy bueno!!!!!!!!!! Un beso grande (Ah, muy acertado el acompañamiento musical).
    Elisa

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  2. Hola Edu. después de mis vacaciones , recién estoy abriendo mis mail y me encuentro con la grata sorpresa de tus escritos. Te felicito de todo corazón y cuando esté más organizada en mis tiempos y ovbiamente, si querés ,me encantaría mostrarte los poemas de mi abuelo ,que son un tesoro para mí. Besos a todos . Lili

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  3. ...mmm... duro... y sin embargo, cuánto parece conocido...desde el desgranarse sin desgarro...hasta el condenate a ver..!
    ... y esos manotazos...
    al final es cierto eso de todos, uno...

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¡Gracias por tu comentario! Es muy importante para mi. Eduardo.